dissabte, 14 de gener del 2012

Un kilo pesaba apenas setecientos gramos

El aire matinal repartió sus cartas con sellos incandescentes.
La nieve iluminó y todos los pesares se alivianaron: un kilo pesaba
                                       apenas setecientos gramos.


El sol estaba alto sobre el hielo, volando por el lugar, caliente y frío
                                       a la vez.
El viento avanzó lentamente como si empujase un cochecillo de niño
                                       frente a sí.


Las familias salieron, vieron cielo abierto por primera vez
                                       en mucho tiempo.
Estábamos en el primer capítulo de un relato muy intenso.


El resplendor del sol se adhería a todos los gorros de piel,
                                       como el polen a los abejorros,
y el resplendor del sol se adhirió al nombre INVIERNO
y se quedó allí hasta que el invierno hubo pasado.


Una naturaleza muerta de troncos, en el lago, me puso pensativo.
                              Les pregunté:
<<¿Me acompañan hasta mi niñez?>> Respondieron: <<Sí>>.


Desde la espesura se escuchó un murmullo de palabras
                                   en un nuevo idioma:
las vocales eran cielo azul y las consonantes eran ramas negras
                                   y hablaban
                                   muy lentamente sobre la nieve.


Pero la tienda de saldos, haciendo reverencias con su
                                   estruendo de faldas,
hizo que el silencio de la tierra creciese en intensidad.


Deshielo a mediodía - Tomas Tranströmer

2 comentaris:

tirèsies ha dit...

"Una zona donde pensamientos que reptan aprendren a andar."

(p. 181, Seminario de sueños, DESHIELO A MEDIODÍA, T. Tranströmer)

Rotura D. ha dit...

...yo sin embargo ayer estuve en el cementerio y no sentì misterio alguno...la piedra querìa hablar, algo rutinario...amigos bendiciendo con su paseo precedìan el mìo...ninguno de nosotros pedimos nada...con la esperanza de que sucediera algo al mìnimo...lo ùltimo que propuso el cielo, abrir su presa, liberar luz estangulada...a la noche hicimos barbacoa y estuvo bien...volvì a casa andando.